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.Mientras hablaba, tuvo más de un segundo para imaginar la trayectoria de la llamada.Estaba respondiendo a un mensaje que debía haber sido redireccionado desde Oahu,dirigido a ella personalmente.Como había dejado el número del teléfono del bote en labase de datos local en caso de que alguien quisiese hablar con ella, el sistema no precisóiniciar una búsqueda que podría haberse extendido por todo el planeta.Pasó la llamadadirectamente al mar.Igualmente conocía la central desde la que la llamada llegaba a laTierra, por lo que su respuesta subía por haz hasta un satélite de retransmisión,descendía hasta Selene, con toda seguridad pasaba por otra estación que la encriptaba, yllegaba hasta un lugar en el que esperaba la dama Lilisaire.«Si tenemos ocasión de hablar confidencialmente, yo seré Dolores Nightborn.Si algunavez te lo preguntan, esa identidad ha sido establecida como la de una residente terranade Tychopolis, y puedes decir que la conociste durante tu visita y que compartías con ellael interés por la biología marina.»Los fotones atravesaron el espacio.La pantalla plana formó una imagen, la cabeza ylos hombros de una mujer de mediana edad, caucásica, rolliza, perfectamente normal.YAleka sabía que era tan sintética como su voz, un fantasma electrónico. Saludos  dijo el rostro.¿Estás sola y tendrás tiempo libre en el futuro inmediato? Sí.¡Sí a ambas preguntas!  A Aleka le saltaba el corazón.Buscaría tiempo libre siera necesario, no importaba lo que cualquiera dijese.Retraso de transmisión.Se dio lavuelta y miró la luna.Frente al disco brillante no se manifestaba ningún punto de luz comolo hacía en las regiones oscuras.Si tomaba un instrumento óptico, podría ver señales depresencia humana.No era necesario.Sabía el tipo de vida que había allí. Está bien. La cara sonrió, la voz era susurrante.Aleka Kame, quiero que.Dejó de hablar.Luego, continuó con ansiedad : Querida, ¿podría pedirte un favor?Recuerdas que te hablé de una pariente llamada Mary Carfax en el Integrado de la Bahíade San Francisco, ¿no? Vieja, frágil y que vive sola.Insiste en que está bien, pero laúltima vez que hablamos tenía un aspecto terrible y estoy preocupada.¿Podrías pasar avisitarla y decirme qué opinas? Te estaría muy agradecida y la próxima vez que vinieses ala Luna podría tener algo maravilloso que mostrarte.Lilisaire había recordado activar un programa que rehacía el dialecto así como elsonido y la imagen.Era extrañamente confortante, en aquella inmensa quietud, descubrirque podía olvidar momentáneamente.Pero ¿qué había agitado su autocontrol?«Si tuviese que enviarte un mensaje en secreto, te haría llegar un pretexto inocentepara que visites a Mary Carfax, mi agente en la Tierra más cercano a tu residencia.Setrata de otra identidad falsa, un sofotecto.Allí recibirás instrucciones.»¿Por qué tantos rodeos? ¿Quién podría estar escuchando? Algo maravilloso.¿De qué había hablado Lilisaire aquel día en el interior de la pagodade diamante de Zamok Vysoki? Sí, estaré encantada  dijo Aleka.Se le había secado la boca.¿Cómo engañar a losposibles espías? Atrapó una idea fugaz.He estado pensando en tomarme unas cortasvacaciones. Que se las tomase durante esta crisis le acarrearía reproches, pero susservicios exigían necesariamente mucha flexibilidad, y ella lógicamente podría preguntarcuál sería la diferencia si se quedaba.Dame un par de días para dejar las cosasatadas.Retraso de transmisión. Bien.Eres.ingeniosa. Como juzgué que lo serías.De hecho, sería másconveniente si la visitases dentro de una semana.Te lo agradezco tanto.¿Cómo te haido?Porque sería lo natural, y porque podría ayudar en el castillo, Aleka relató su día. Sí, ciertamente habría que hacer algo.Quizá pueda hacerse algo.Ya veremos.Goodbye por ahora, querida.La pantalla se oscureció.Sólo el viento, el mar y la proa que dividía el agua seguíanhablando.Aleka volvió a mirar al disco lunar.Era extraño que fuese allí donde encontraseesperanza, esperanza para la antigua e irracional vida.O quizá no fuese tan extraño.Allítambién había florecido desde los primeros años, despreocupada de las máquinas que lasostenían.6La madre de la Luna Port Bowen había ganado en algunos servicios, entre ellos VEtoilede Diane.El menú del restaurante era limitado, pero eso se debía a que todas lasverduras y frutas eran frescas, cultivadas en su propia unidad agrícola.Después, amedida que avanzaban las excavaciones y el acondicionamiento, pudo añadir pescado yaves.El propietario hablaba de la próxima inclusión de un vino que no estaría maltratadopor el viaje desde la Tierra.Dagny, que apenas podía permitirse aquel sitio, se alegró alrecibir la invitación de Edmond Beynac.Reconocía que no toda su ilusión se debía a lacomida. No está mal erijo él a propósito de su pato asado.Pero si por casualidad tenemospermiso en la Tierra al mismo tiempo, déjame que te presente un verdadero confit d'oie.Conozco una posada en Les Eyzies donde preparan el mejor de todo el universo. Bebióde la copa y rió.Ya deberían, demonios.Llevan siglos haciéndolo.¿En la Tierra juntos? Dagny le indicó a su pulso que se controlase. Todo por allí esantiguo, ¿no?  preguntó a falta de una respuesta brillante. No, no, somos gente viva, no una exposición de un museo o una atracción turística. Encogió los anchos hombros.Pero sí, es una tierra antigua, y sobrevive algo más quecastillos y excavaciones arqueológicas.Sin duda, la mayoría de mis ancestros seremontan al hombre de Cró Magnon. Sonrió.O todavía más atrás, si los genetistastienen razón en que también tenemos sangre de Neanderthal.No me importaríadescender de un tipo que sobrevivió a los glaciares y a los osos cavernarios.Ella recordó la ilustración de un libro, un cazador de esas regiones primigenias, y pensóque Edmond se le parecía [ Pobierz caÅ‚ość w formacie PDF ]

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