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.Se sentía con miedo y desorientación; pero no estaba seguro de qué parte era su propia reacción y qué parte pertenecía al clon.Thomas agitó su propia cabeza por el pánico, y la biblioteca —con su cuerpo— regresó.Detuvo la ejecución, y lo reconsideró.Podía liberarse en cuanto quisiera.Sólo era un observador.No había nada que temer.Luchando con la sensación de ahogo, cerró los ojos y se rindió a la grabación.Miró confundido por la habitación.No era la Copia.eso seguro.Y aquello no era parte de la Clínica Landau; como accionista VIP y futuro cliente, había recorrido el edificio demasiadas veces para equivocarse.Si el escán había sido pospuesto por alguna razón, debería estar de vuelta en casa.o en camino.¿A menos que hubiese sucedido algo malo que requiriese atención médica que la Clínica Landau no podía proveer?La habitación estaba desierta, y la puerta cerrada.Gritó con voz ronca.—¡Enfermera! —estaba demasiado débil para gritar más.El controlador de la habitación respondió:—En este momento no hay personal disponible para atenderle.¿Puedo ayudarlo?—¿Dónde estoy?—Está en la habitación 307 de Valhalla.—¿Valhalla? —sabía que había hecho negocios con ese lugar, pero no podía recordar por qué.El controlador dijo para ayudar:—Valhalla es el hospicio de Frankfurt de la Corporación Dinámica de América.Se le soltaron las entrañas de miedo; ya estaban vacías [Thomas se retorció en simpatía, pero aguantó].Valhalla era un depósito de carne que había contratado para que cuidase, después del escán, de su cuerpo comatoso hasta que expirase.con el mínimo legal de atención médica y sin ninguna medida heroica para prolongar su vida.Habíasido escaneado.pero la habían jodido.Habían permitido que se despertase.Era un shock, pero lo asumió con rapidez.No había razón para asustarse.En menos de seis horas estaría fuera de ahí y vuelto a escanear.y quien fuese el responsable se quedaría en la calle en menos tiempo aún.Intentó sentarse, pero estaba demasiado mareado por los efectos residuales de las drogas para coordinar la acción.Volvió a derrumbarse sobre la almohada, recuperó el aliento y se obligó a hablar con tranquilidad.—Quiero hablar con el director.—Lo siento, el director no está disponible.—Entonces, el miembro del equipo más importante que puedas encontrar.—En estos momentos, no hay personal para atenderle.El sudor le caía en los ojos.No tenía sentido amenazar a una máquina con demandas.De hecho.podría ser prudente no hablar de demandas a nadie.Un lugar como éste podría ser perfectamente capaz de responder simplemente colocándole nuevamente en coma con drogas.Lo que necesitaba es que alguien del exterior conociese la situación.—Me gustaría hacer una llamada telefónica.¿Puedes conectarme a la red?—No tengo autoridad para hacerlo.—Puedo darte un número de cuenta enlazado con mi esquema de voz, y autorizarte para cobrarme el servicio.—No tengo autoridad para aceptar su número de cuenta.—Entonces.haz una llamada, a cobro revertido, a Rudolf Dieterle, de Dieterle, Hollingworth y compañía.—No tengo autoridad para realizar esa llamada.Se rió, incrédulo.—¿Eres físicamente capaz de conectarme a la red?—No tengo autoridad para revelar mis especificaciones técnicas.Un insulto hubiese sido malgastar el aliento.Levantó la cabeza y examinó la habitación.No había muebles; ni cajones, ni mesa, ni silla para las visitas.Sólo los monitores a un lado de la cama, montados sobre carritos de acero.Y ningún terminal, ni equipo de comunicación de ningún tipo.ni siquiera un equipo de audio de pared.Examinó la aguja en el antebrazo, justo por debajo de la parte interna del codo.Una banda de goma ajustada, de varios centímetros de ancho, le cubría el punto de entrada; le pareció que necesitaba una eternidad para meter las uñas bajo el borde.y cuando tuvo éxito no valió para nada.La manga de goma estaba demasiado ajustada para bajarla por el brazo, y era demasiado elástica para recogerla como la manga de una camisa.¿Cómo podía quitarse alguien esa cosa? Agarró el tubo; la manga lo mantenía en su posición, y no mostraba señales de ceder.El otro lado se perdía en el interior de la bomba de medicación.[Thomas empezó a preguntarse si la aguja inamovible, junto con el kafkiano controlador de habitación, haría sospechar al clon; pero parecía que la idea de un yo futuro despertando el fichero de están por segunda vez era una explicación demasiado enrevesada para que se le ocurriese en medio de una crisis como aquélla.]Tendría que llevarse la bomba consigo.Era una incomodidad.pero si iba a recorrer el edificio envuelto en una sábana y buscando un terminal, no iba a hacerle mucho más sospechoso.Empezó a quitarse los electrodos del pecho cuando un pulso de insensibilidad le recorrió el brazo derecho [ Pobierz całość w formacie PDF ]

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